Dentro del movimiento, el joven tiene un encuentro con Jesús, a través de las dimensiones humana, cristiana y lasallista. Los jóvenes continúan su proceso de formación mediante experiencias más sólidas de servicio eclesial y social como las misiones, atención a grupos
vulnerables, etc. En estos apostolados se ve un
compromiso serio y responsable de los integrantes, pues
ellos mismos pueden ser los encargados de algunos
grupos.